IKER OCHOTORENA
LA PERFECTA
VACUIDAD
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Entrevista a Iker Ochotorena, arquitecto fundador del estudio madrileño OOAA.
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Openhouse magazine
issue Nº18 -
Photography by Mari Luz Vidalmariluzvidal.com
OOAA
ooaa.es -
A pesar del dulce momento que OOAA está viviendo desde hace un par de años, el inquieto pero calmado arquitecto Iker Ochotorena (San Sebastián, 1984), fundador y director del exitoso estudio de arquitectura situado en Madrid, parece ajeno a la expectación mediática generada a su alrededor.
Con una dulce timidez a la que Iker parece enfrentarse cada día, su gesto no parece tener origen en la impostura o el ego sino en una disciplina de creación generada desde la humildad. Cobijados del sol madrileño del mes de julio, charlamos acerca de su trabajo y teorizamos sobre el pasado, el presente y el futuro de la arquitectura.
La apariencia sencilla pero no banal de los proyectos OOAA es claro reflejo del carácter de este arquitecto vasco. El exceso es un rasgo que no le representa en absoluto. Muy al contrario, es en la vacuidad donde haya el camino a seguir a la hora de idear un espacio. Un discurso creativo que verbaliza a través de Jorge de Oteiza y la forma en que éste elogió el espacio. “Es quizá el artista vasco que más y mejor se dedicó al vacío. Yo lo he seguido muchísimo y su influencia es clara en todo lo que he leído en él”. Puede que el interés de Iker por el discurso de Oteiza tenga algo que ver con las raíces vascas de ambos. “No sé quién decía que Oteiza era oscuro y en vertical y Joaquín Sorolla era azul y en horizontal. Hay algo ahí que quizá no está relacionado con un estilo de construcción, pero sí con una imagen más dura. Esa crudeza que tiene la arquitectura desnuda, me resulta atractiva”.
Lo cierto es que la oda al vacío forma parte de la identidad de OOAA. “Sucede como un proceso natural. Yo creo en poner en valor el espacio desnudo”. Iker se encuentra articulando un tratado arquitectónico propio cuyo objetivo es la creación de un refugio: “El hogar entendido en como el sitio en el que te sientes protegido de lo que pasa en el exterior. Necesitamos generar calma hacia dentro”. Es por esta forma de entender el hogar y la privacidad que para Iker el interiorismo es una parte fundamental. “En el Renacimiento, la arquitectura y el arte se fundían en un todo. El mobiliario ha de tener ese mismo papel. Es decir, ningún elemento debe destacar sobre el resto. La experiencia total de un espacio trata de crear un ambiente”.
Iker comenzó a firmar sus propios trabajos cuando estaba con el proyecto fin de carrera en Madrid. En ese momento surgieron un par de reformas integrales —una de un familiar y otra de un conocido— y desde entonces no ha parado. En 2011 oficializó la creación de su propio estudio, OOAA, que tan sólo cuatro años después vió la necesidad de ampliar. Aunque desde fuera pareciera que todo ha ido muy rápido, sus pasos son firmes y seguros, quizá afianzados por su padre, de quien heredó el amor por la arquitectura. “Mi padre tenía un estudio en San Sebastián y yo empecé trabajando en algunos de sus proyectos. Él estudió en México y realizó bastante obra allí. Convalidar el título en España le llevó bastante tiempo, por eso nunca tuvo un estudio muy grande y se dedicó a las viviendas unifamiliares. Desde pequeño he estado conectado de alguna manera con la arquitectura por mi padre. Siempre me ha interesado aunque no es algo que nos haya inculcado especialmente a mí o a mi hermano”.
Después de hablar del pasado y del presente, me intriga saber si Iker tiene una idea de cómo será o cómo debería de ser la casa del futuro: “En mi opinión, hay dos cosas: En un mundo donde el high tech estaba cobrando mucha presencia y todo era perfección, acero inoxidable y un proceso industrializado, parece que la artesanía y la imperfección se ponen hoy en valor. Y por otro lado, el tema de la sostenibilidad que también es un fundamento de la arquitectura. Porque la buena arquitectura tiene que ver con la función, tiene que ver con la sostenibilidad desde el principio”.
Una cuestión que ronda mi cabeza a colación de las palabras de Iker es si realmente puede existir una arquitectura atemporal: “Sí, si asociamos la atemporalidad a los modos de construcción más primitivos o artesanales, lo que deriva en un estilo elemental, moderado y sencillo”.